Hace poco escuche una historia sobre Narciso que me hizo pensar en las relaciones de pareja.
Todos conocemos esa historia que nos habla de Narciso un hermoso joven que estaba fascinado con su propia belleza y todos los días iba al lago para contemplarla allí, estaba tan impresionado y admiraba tanto su belleza que no podía apartarse de la imagen que se reflejaba en el agua.
Un día, en medio de su contemplación cayó dentro del lago y murió. En este lugar donde su cuerpo cayó nació una flor a la que haciendo honor a su nombre llamaron “Narciso”.
La historia que me hizo reflexionar hace referencia a una de las jóvenes que habiendo estado enamorada de la imagen de Narciso se acerca al lago y pregunta al agua:
*Dime, le dice: como se siente haber visto reflejada la imagen de Narciso dentro de ti. Cuéntame un poco tu experiencia.
*No lo se, contesta el lago, estaba tan ocupado viendo como se veía mi imagen a través de sus hermosos ojos azules, que nunca tuve tiempo de pensar en ello, o de pensar en nada más.
A veces en nuestras relaciones de pareja o nuestras relaciones interpersonales nos vemos a nosotros mismos, no estamos en capacidad para oír y escuchar lo que el otro nos quiere decir, nos olvidamos de verlo y comprenderlo. Nos olvidamos de ponernos en su lugar pero desde sus zapatos, desde sus sentimientos.
Más allá de todo esto, y de la gran moraleja que esta pequeña historia nos deja, permíteme preguntarte:
¿Te ves a ti mismo dentro de la relación de pareja?
¿Escuchas sus necesidades y aquello que te quiere decir, o por el contrario estas absorto en las tuyas y en ver tu imagen reflejada dentro de ella?
¿Hace cuanto que no te pones en el lugar de tu pareja?